fbpx
Banner

El papel del mentoreo en la educación

El impacto principal del mentoreo en la educación se visualiza en dos perspectivas principales: el que percibe el mentoreado y el de todo aquel que mentorea. El primero pudiendo ser un estudiante, profesor o profesionista que busque un crecimiento, y pudiéndose verse impactado por un sentimiento de saber que hay alguien a quien le importa su bienestar, que le escucha y le hace sentir valorado, sin buscar obtener algo a cambio.

Por poner un ejemplo de lo mencionado anteriormente, en un ambiente familiar cuando se da un consejo, podría resultar difícil separar la imparcialidad de la respuesta de la responsabilidad que se tiene como padre o madre y la orientación podría tener un cierto sesgo. Mientras que la mentoría desde terceras personas permitiría tener una perspectiva neutral y enriquecería aquello que podría comentarse desde el seno familiar.

En el proceso de mentoría se genera también un gran beneficio: el networking. Normalmente, el hecho de que el mentor no sea una persona que sea parte de tu círculo social cercano, sino que puede ser un emprendedor, inversionista, docente, ingeniero, abogado, arquitecto o de cualquier otra profesión, te permite ampliar tu horizonte y conectar con recursos que no sabias que existían y que ahora tienes a tu disposición para abrirte nuevas puertas y oportunidades que de otra forma podrían ser difícil de obtener.

Otro beneficio es el de un acompañamiento constante, con una escucha constante para que exista una indagación por parte del mentor sobre las motivaciones del mentee y de esta manera, pueda brindarle mejores consejos y recomendaciones. Es decir, tener a una persona que le apoya en poder alcanzar sus objetivos de manera integral.

En el caso del mentor, un gran beneficio es el de saber que puede trascender. A través del acompañamiento se siembra una sensación de que se está encaminando a las futuras generaciones a enfrentar obstáculos y a buscar respuestas a sus inquietudes por descubrir cosas nuevas, con una visión más amplia. Saber que sus palabras tienen eco en otra persona, es algo sumamente valioso y vital.

Además, el punto en el que el mentor perfecciona su proceso de mentoría no es únicamente aplicable con el mentoreado. Es un conocimiento que se lleva él mismo y hacia las personas de su entorno, y que nos lo hace una mejore persona. Añadiendo también para el mentor, el beneficio de generar relaciones que tengan impacto para poder obtener soluciones más frescas y tener la facilidad para encontrar talento al mismo tiempo que se siente parte de algo más allá de lo profesional, algo más grande que si mismo.

Un nuevo enfoque digital

Hoy vivimos en un mundo digital, donde ya no hay otra manera de hacer las cosas. Por lo que es esencial que se aprovechen al máximo los recursos tecnológicos sin miedo a dar ese salto. Por lo que contar con una aplicación, permite aprovechar la asincronicidad de un programa de mentoría y las agendas involucradas. Es decir, se puede hacer todo el proceso del mentoreo, compartir recursos, comunicarse, agendar reuniones en cualquier momento, desde cualquier lugar y dispositivo.

Además de que, en un modelo tradicional, los procesos de la mentoría son difícilmente medibles en cuanto al progreso que se está logrando. Sin embargo, con el respaldo de aplicaciones digitales se puede ayudar a identificar si se necesita dar algún seguimiento a los compromisos y abonar así a una mejor experiencia tanto para el mentor como para el mentoreado.

Definitivamente una herramienta digital es algo sin lo que ya no podríamos concebir un programa de mentoría actualmente, pues sirve para depositar información y dar el seguimiento necesario para agregarle valor al proceso.

¿Qué le diría a las instituciones que no tienen un programa de mentoría?

Muchas veces pueden existir temores sobre los riesgos asociados a la mentoría, dudas sobre quiénes deben de estar involucrados, sobre el alcance y qué ideas se compartirán, dificultades para definir el perfil del mentor y comprender qué preparación requiere cada persona, entre otras cosas … ¡Pero hay que atreverse!

La realidad, es que la mentoría está ocurriendo en todo momento. Por ejemplo, cuando un estudiante que tiene un profesor que le inspira, es inevitable que pueda acercarse buscando un consejo o apoyo más allá de lo académico, debido a ese sentimiento de admiración e identificación entre ambos. Entonces, qué mejor que aprovechar estas situaciones que ya están ocurriendo y formalizarlo con mentores preparados y ser un referente ante otros.

En Universidad Tecmilenio iniciamos con dichos programas formales de mentores de tiempo completo desde el año 2013 y además, contamos con una red de más de 1,500 mentores voluntarios que deciden ser mejores cada día y que tienen la oportunidad de trascender en sus mentoreados.

Invito a que las instituciones busquen diferentes teorías y modelos de acompañamiento, y que se aproveche la comunicación que se puede dar entre instituciones de todo el mundo para traer buenas prácticas con el toque y personalización que le puede dar cada universidad o institución. La idea es poder adaptarse así a las necesidades de sus estudiantes, los retos que busquen superar y los proyectos que quieran lograr.

Foto del autor

Alberto Pérez Arroyo

Director de Acompañamiento en Universidad Tecmilenio, cuenta con más de 15 años en el sector educativo y durante los últimos 8 años ha estado al frente del diseño de programas de mentoría. Alberto es Ingeniero en Sistemas Computacionales por el Tecnológico de Monterrey, Maestro en Administración de Negocios con especialidad en Mercadotecnia por Universidad Tecmilenio y Maestro en Liderazgo Positivo por el Instituto de Ciencias del Bienestar y la Felicidad de Universidad Tecmilenio.

24 mayo, 2021